miércoles, 20 de mayo de 2015

Correr

Correr para sudar. Sudar para adelgazar. Adelgazar para ligar. Ligar para follar. Follar para vivir. Vivir para trabajar. Trabajar para ganar. Ganar para descansar. Descansar para continuar. Continuar para reír. Reír para soportar. Soportar para alcanzar. Alcanzar para romper. Romper para explotar. Explotar para llorar. Llorar para asimilar. Asimilar para crecer. Crecer para entender. Entender para correr.

lunes, 11 de mayo de 2015

"Se vende". "Se alquila"

Ha llegado el momento de quitar los anuncios inmobiliarios de las casas y colgarlos en las personas. Estamos preparados para dar ese paso y caminar por la calle con carteles de colores fosforitos para que se vean desde bien lejos. Un "Se vende" para algunos, todo un órdago, y un modesto "Se alquila" para otros, según las necesidades de cada individuo.

Los que optasen por la opción a compra solo tendrían que poner un precio. Sin duda, habría gente dispuesta a hipotecarse para adquirirlo. Estarían quienes se conformarían con el estado actual de la persona e iniciarían muy rápido los trámites para entrar a vivir lo más pronto posible. También habría quienes reflexionarían un poco antes de entregar el cheque. Barajarían todas las opciones, desde una rebaja de la oferta inicial a posibles reformas que se harían con los años, para que ese sujeto se adaptase aún más a sus necesidades.

La opción del alquiler quizá sea la más honesta. Aquí no solo se negociaría el precio, sino también el tiempo. Habría quienes buscarían arrendatario para un período prudencial y luego irían renovando el contrato en función de si la cosa prospera satisfactoriamente. Pero también estarían los que buscarían un alquiler solo para un período vacacional, un fin de semana o incluso unas horas, obteniendo un beneficio rápido sin tener ataduras ni compromisos inviables.

Ninguna elección se salvaría de amenazas. Para los primeros, el temido desahucio si con los años no consiguen hacer frente a su hipoteca. Esto les dejaría sin compañía y con una deuda que arrastrarían el resto de su vida. Los del alquiler se podrían enfrentar a destrozos en su interior que nadie asimilase o incluso a la llegada de algún okupa, al que costaría hacerle entender que debe distanciarse de la persona okupada si esta ya ha decidido romper su contrato de arrendamiento. Con el tiempo, toda esta estrategia también nos llevaría a una nueva burbuja inmobiliaria que daría mucho miedo pinchar, porque sus consecuencias serían más nefastas y atentarían contra lo más profundo del ser humano.

martes, 28 de abril de 2015

La teoría de los universos paralelos

Llegó sigiloso justo cuando me peleaba con el mechero para encender el último cigarro del día. Yo había peregrinado hacia el pequeño balcón que teníamos y el frío intentaba molestar sin lograrlo. El reloj ya hacía un buen rato que se había perdido por la madrugada y todas las luces del edificio de enfrente llevaban horas apagadas. Nosotros, mientras tanto, seguíamos aprendiendo a convivir con el insomnio.

- ¿Tienes uno para mí? -la pregunta era la misma todas las noches, aunque no siempre era él quien la formulaba.

- El último -le dije con resignación mientras le enseñaba el cigarrillo. Pese a mi respuesta no se marchó, sabía de sobra que podíamos compartirlo. Después de varios intentos, logré encenderlo y dar la primera bocanada.

- ¿Qué tal la noche? -casi nunca me miraba cuando me hablaba. Contemplaba un cielo que solo dejaba ver nubes naranjas. Se movían sin descanso, más rápido de lo que podíamos asimilar.

- Bueno, igual que la de ayer y supongo que igual que la de mañana -le pasé el cigarrillo y lo cogió con desgana.

- ¿Igual que la de mañana? Solo si tú quieres, ¿no?

- No sé. Ya no sé qué pensar. Esta rutina... esta monotonía... -no quería que se pusiera sobreprotector, aunque sabía que le estaba dando motivos. Eran tiempos fáciles para caer en la trampa.

- ¿Conoces la teoría de los universos paralelos? -cuatro preguntas en menos de un minuto. Había batido su propio récord.

- No me digas que te vas a poner científico a estas horas.

- Quizá a todos nos haga falta un poco de ciencia a veces para ver las cosas de otro modo -me volvió a dar el cigarrillo. Definitivamente estábamos en esa hora de la noche en la que todos alguna vez hemos sacado ese filósofo que llevamos dentro.

- Sí, creo que la conozco. Pero no me importa que me la expliques -el silencio me resultaba más incómodo que su voz.

- Según esa teoría, existen multitud de realidades diferentes en infinitos universos. Lo que nos lleva a que tiene que haber infinitas versiones de ti -compadecí a todos ellos automáticamente- En una de ella eres, no sé, alguien que trabaja para ayudar a los demás, que incluso salva vidas diariamente. En otra vives en una isla y solo te preocupas de lo que vas a comer cada día. Hay incluso una en la que eres un gran hijo de puta.

- Mira, no me importaría conocer a ese y que me diera algunos consejos -creí notar una pequeña sonrisa en su cara y aproveché para prestarle de nuevo el cigarro.

- En otra eres un payaso, pero de los de verdad, de circo, y actúas todos los días con tu gran nariz roja y una flor gigante en la solapa que echa agua. También debe estar tu versión deportista, hermana de la que solo se preocupa por lucir músculos en cada foto que subes a internet. El vago, el semental, el ecologista, el que ha decidido colgarse una mochila al hombro y viajar por todo el mundo... Todas las que se te ocurran. Incluso debe haber una versión que los mezcle a todos.

- Muchos universos veo yo ahí. Pero no sé de qué me puede servir saber que existen -nunca me gustó aceptar sin más lo que decía.

- No sé si existen. Me da igual que existan. Pero sí creo que es importante que sepas en cuál de ellos estás viviendo. Por lo que sé, podría ser en cualquiera, ¿no? -puso el cigarrillo en sus labios por última vez y me lo regaló para que lo terminara. Luego abandonó el balcón sin desearme buenas noches.

Me quedé sin compañía y con un cigarrillo moribundo. Decidí dar el último suspiro mientras subí la mirada. Las nubes naranjas seguían moviéndose sin que nada se atreviera a molestarlas. Entre ellas me pareció ver una de las estrellas que habían quedado ocultas. Me pregunté si sería una señal de la realidad que me correspondía, la versión que me pertenecía, intentando llamarme, queriendo decirme algo que todavía no era capaz de escuchar. Una vez más, había logrado dejarme noqueado.

jueves, 23 de abril de 2015

La penúltima cena

Cuando llegó la hora de la cena, el político y sus apóstoles se sentaron a la mesa.

Entonces el político se levantó, tomo la comisión y, dando gracias, la bendijo y la repartió entre sus discípulos, diciendo: "Tomad y disfrutad todos de ella, porque este es el fruto de mi desvergüenza, que será aprovechada por vosotros. Haced esto en conmemoración mía". Y se guardó su parte en el bolsillo interior de su chaqueta.

Asimismo tomó también el indulto, después de haber cenado, diciendo: "Este indulto es el último trámite del pacto entre nosotros. Suplicad esto todas las veces que lo debierais, en memoria mía".

Todos miraron fijamente al maestro mientras repitieron al unísono la misma palabra.

"Amén".